Mostrando entradas con la etiqueta Negro-terror-suspense. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Negro-terror-suspense. Mostrar todas las entradas

4 de julio de 2024

"Seré bueno"

“Seré bueno”


 

Mis dedos temblorosos apenas han podido sostener la llave maestra y esta se cayó al suelo. La recogí y la metí en la cerradura. El suave clic y el crujido de las bisagras me provocaron un escalofrío. Durante unos segundos me quedé paralizado. Al otro lado, dentro, estaba el mundo del que hui y al que me prometí no volver jamás —el piso de mis tíos— la única familia que me quedaba después del accidente de mis padres.
   Entré…
   El olor a cerrado y a un cuerpo en descomposición me dio de pleno como una bofetada. Sentí unas arcadas y, rodeado de una nube de moscas, salí de nuevo al rellano.
   Me obligué a volver. Recorrí con la mirada las paredes forradas en papel pintado con un horroroso estampado, los muebles oscuros y añejos sobre el suelo cubierto de polvo y trastos, amontonados por doquier. Nada había cambiado en los últimos treinta años. La casa de mis tíos como un lóbrego mausoleo seguía asustándome. Me paré sin ganas de adentrarme más …
   De repente todo se llenó de uniformes y trajes blancos. Los focos y flashes han iluminado el ambiente opresivo con una luz fría, sacando a la vista los tenebrosos rincones y un enorme e hinchado cadáver… de mi tío.
   El cerdo la había palmado en su asqueroso sofá. Era su lugar preferido. Ahí pasaba todo el día sentado viendo los documentales. De esos, donde un animal mata al otro para comérselo todavía vivo. Y las hienas… Sí, esas le encantaban. De hecho, él se parecía mucho a una. Aunque le sobraban unos cien kilos. Estaba muy gordo, el cabrón …
   Juan, mi compañero me preguntó algo. Le dejé hacer y de nuevo me sumergí en el pasado…
   Mi tía. La hermana de mi padre. Pobre mujer. Se mató. Después de la enésima paliza, salió de casa y nunca volvió. Pasados unos días de su entierro oí a las vecinas decir que se tiró al mar, «pobrecita ella». La odié por aquello como puede odiar un niño de seis años que se ha quedado a merced de un monstruo. Ya nadie me iba a proteger, ni recibir los golpes por mí. Ni darme los besos con sabor a lágrimas…
   La vida con mi tío ha sido una confusa sucesión de golpes y castigos hasta que los servicios sociales me han sacado de aquel infierno con casi nueve años…
  Los de la morgue ya se han llevado el cadáver, mi compañero hablaba con la vecina, un par de agentes continuaban recogiendo las muestras y yo seguía clavado al lado del sofá. Juan me sacó al presente:
   — Manu, el piso está vacío. Los de la científica casi han terminado. Según el forense, el tal M.J. Pérez lleva muerto unos cuatro meses.  También que la muerte podría ser accidental. El tipo se atragantó con un trozo de pizza. Lo que no me sorprende. El tique de la pizzería es de cuatro de marzo, así que las fechas cuadran.  La vecina dijo que no salía mucho. Ni siquiera a comprar. Todo le traían los repartidores. Tampoco trataba con los vecinos. No le suena que tuviera parientes. Era un tipo muy raro. Creo que es todo. ¿Nos vamos?
   — Espera, daré otra vuelta por si se nos había escapado algo. Ya sabes, los cuatro ojos ven mejor que dos. No tardaré. —No me gusta mentir a mi compañero, pero necesito estar a solas unos minutos.
   Mis pasos me llevaron a una puerta al final del pasillo. Es mi habitación. Lo era. Sigue igual: una cama pequeña cubierta con el edredón de ganchillo que me hizo mi tía, la mesita con una lámpara en forma de faro y la foto de una mujer muy guapa y risueña con un niño rubio en sus brazos. Mi tía y yo… Antes de vivir en el infierno. Un oso azul de peluche… Un par de coches en un estante… Comparada con el resto de la casa, la habitación estaba ordenada.
   Me aproximé al armario cerrado. Giré la llave. Lo abrí de par en par… El interior oscuro olía a orín.  Aparté algunas prendas. Con las manos temblorosas saque mi linterna. La encendí. Casi se me cae al suelo. En la pared del fondo con algo afilado se veía grabada en repetidas veces la frase “seré bueno”, “seré bueno”, “seré bueno” … De varios tamaños. En distintas direcciones. Todas escritas con la misma mano, la mía…
   Cerré el armario y volví al salón. Ya todos se habían ido. En el sofá quedaba una enorme mancha maloliente.
   Ya ves, tío. Al final, no he sido bueno, ¿verdad? El trozo de pizza que te metí por el gaznate lo confirma.



                                                    
                                                                                                            04/07/2024, Gijón

  

14 de junio de 2024

Muerte por flechazo

Muerte por flechazo 





   —Abogado de la defensa, ¿cómo se declara la acusada?

   —No culpable, Señoría.

   —¿Y la acusada desea hacer alguna declaración?

   — Sí, Señoría.

   — Suba al estrado, señorita Acosta. ¿Jura decir la verdad?

   — Gracias, Señoría. Sí. Lo juro.

   —Prosiga, la acusada.

   —Antes de todo les ruego que me comprendan, por favor.  Me encontré superada por las circunstancias… No vi otra salida … Tuve que hacerlo. Quiero que oigáis mi historia. Estoy segura de que cualquiera en mi situación habría hecho lo mismo. Todo empezó hace un año.

» Yo soy una mujer corriente. Como podéis ver – ni guapa ni delgada – sino todo lo contrario. No soy de esas que enamoran por donde van. Pero a principios de febrero del año pasado, mi soledad y el deseo de tener un hombre decente en mi vida me han llevado a un estado de desesperación. Ver parejas se me hacía insoportable. Y mucho más, cuando parecían felices y enamoradas. Ya tengo una edad, ¿saben? Y el tiempo vuela.  Así que el día catorce se me ocurrió ir a la iglesia de San Valentín. ¿No es un Santo de novios? Pues eso.  Le llevé un ramo de rosas y unas velas y me puse a rezar. Recé mucho. Muchísimo. Estuve arrodillada durante horas y horas…

» Aquella misma noche me despertó un ruido. Cuando encendí la lámpara de la mesita, a los pies de la cama, vi sentado a un niño o alguien que se le parecía mucho. Era desnudo, con el pelo rubio ensortijado, unas alitas muy cucas y un arco dorado y flechas…

   La sala del tribunal exploto en risas y carcajadas. El juez mandó a callar al público so pena de expulsión y pidió a la acusada continuar.

   — Gracias, Señoría. Ejem, ejem… En conjunto, era la cosita más adorable que yo haya visto nunca. Y, de repente, se dirige a mí con una voz muy grave: “Mujer, vamos al grano. Mi jefe, San Valentín, me mandó a solucionar tu problema. Dime cómo lo quieres. No te enrolles demasiado que no tengo toda la noche. Hay montones de pedigüeños como tú. No me mires con esa cara de boba. Al hombre, ¿cómo lo quieres?”.

» Apenas pude articular una palabra para contestarle:

   — No lo sé. Así de pronto. Que sea muy detallista y romántico, que me regale flores, que me … —Y el Cupido desapareció con la palabra “hecho”, flotando en el aire.

» Al día siguiente, al abrir la puerta de mi piso, vi un enorme ramo de rosas rojas con una tarjeta:

 

Para la mujer más bella del mundo, la que me hace vibrar como

un abejorro buscando el dulce néctar de las flores.

Siempre tuyo, tu enamorado secreto. N.B.

 

» Madre mía, me puse loca de contenta. Nunca, jamás, me han regalado ni siquiera un cactus escamochado. ¿Quién sería ese hombre?

» Al llegar al trabajo, también había ahí un enorme ramo de rosas. Los compañeros estaban ojipláticos, viendo aquello. Y yo, tan contenta. Por fin, alguien se había fijado en mí. El ramo también tenía una tarjeta:

 

Las rosas rojas para mi dulce rosa escarlata.

Con todo el amor, tu enamorado secreto. N.B.

 

» Cuando llegué a casa con mis rosas, en la puerta de nuevo había un enorme ramo, pero de lirios. Con la tarjeta con un poema muy romántico que hablaba de mis atributos físicos. Había tantas flores que he ocupado con ellas todos los jarrones y botes que tenía.

» Al día siguiente, otra vez en la puerta había un enorme ramo de rosas blancas. Con tarjeta. Y en el trabajo, también. Con tarjeta. Regalé mis flores a todos los compañeros. Estaba muy contenta y ellos, también.

» Al volver a casa, de nuevo encontré un gigantesco ramo de flores en mi felpudo. Gladiolos o dalias. Ya no me acuerdo. Con otra tarjeta y un poema. Tuve que ir al chino a comprar más jarrones. La casa olía como un jardín botánico o como un funeral. Mi mente está confusa al respecto.

» Y así, durante varias semanas, tres o cuatro enormes ramos de flores cada día. Ya no sabía dónde meterlos. Los compañeros empezaban a reírse a mis espaldas. Tampoco nadie quería flores, ni regaladas. Entre las marchitas y las frescas me mareaba. Los vecinos se quejaron de que los ramos amontonados en mi puerta daban un mal olor y el aspecto de abandono. Ya no podía más… Estaba desesperada … Ejem… Llamé a la policía. Me han dicho que nada podían hacer al respecto, ya que no era ningún delito regalar flores. Tampoco se molestaron en averiguar quién era el repartidor o florista que traía los ramos. Me dio la impresión de que les divertía la situación…

   Las risas del público subieron de tono y el juez de nuevo llamó al orden:

   — Señores y Señoras presentes, me veo obligado a interrumpir este juicio para un receso de media hora. Espero que recapacitéis y a la vuelta tomaréis esta corte con más seriedad y respeto. Acusada, seguiremos con su declaración después del receso. Tómese un descanso, veo que lo necesita. Se levanta la sesión.

   Pasada media hora, después de subir al estrado, la señorita Acosta continuó con la voz temblorosa:

   — La situación empeoró cuando la prensa se instaló en el portal. Salir de mi casa a diario se convirtió en un suplicio… No podía dar un paso sin una alcachofa en mi cara… Sobre mí publicaron en el periódico local y nacional. Ya ni hablo de las redes sociales… Mi cara estaba en todas partes. Hasta llamaron a mis padres, pobrecitos ellos. Me pusieron varios apodos: la mujer de mil rosas, la mujer florero, la mujer de flores marchitas… Era insoportable vivir así… Ejem, ejem, ejem… Y, mientras tanto, los ramos aparecían en mi puerta y en el trabajo como por arte de magia. Ahí es cuando comprendí que el Cupido me ha tomado el pelo. Esto no podía continuar más, así que he vuelto a la iglesia para suplicar a San Valentín que pare esta locura…

   — ¡Ruego el silencio en la sala! Aguacil, expulse a aquel grupo del fondo. Este juicio no es una broma, señores. Señorita Acosta, ¿desea un vaso de agua? Continúe, por favor.

   — Le agradezco, Señoría.

» Como dije, he vuelto a la iglesia. Y me quedé ahí rezando durante horas. Por la noche el Cupido no apareció. (El público volvió a reír. La acusada empezó a llorar). Perdonen, pero es que todo es tan absurdo, lo sé… He vuelto otras dos o tres veces a suplicar a San Valentín. Cuando ya perdí la esperanza de ser escuchada, el Cupido apareció en mi dormitorio. Estaba muy enfadado; me gritó y me llamó de todo. Que yo era una caprichosa, chivata, que no sabía lo que quería…

» Parece mentira, pero aquel ser me culpaba de todo… (La pobre mujer lloraba y no paraba de sonarse la nariz.) Con su flecha gesticulaba como un loco. Así que no aguanté y se la arranqué de la mano. Lo agarré por sus alitas con la otra y le clavé la flecha. Justo en la barriguita … Y la he vuelto a clavar y clavar y clavar… Cuando me di cuenta, el cuerpo del Cupido parecía un colador… Estaba muerto. Muy muerto. Después, desapareció.

» Llamé a urgencias. Creyeron que estaba bromeando. Llamé a la policía… Varias veces… Cuando vinieron los acompañaba una ambulancia. Ejem, ejem… Para mí… Me ingresaron en la planta de psiquiatría… Estuve ahí casi tres meces…

» Un día, cuando pasaba delante de una floristería, algo hizo un “clic” en mi cabeza. Así que he ido a la gasolinera más cercana y compré una garrafa de gasolina. Esperé que las floristas cerraran la tienda. Ya de noche, con una tapa de registro, rompí el escaparate; metí la garrafa dentro y la volqué. Con un fular hice la mecha y le prendí el fuego.

» Me senté en el banco de un jardín cercano a disfrutar del espectáculo. Por vez primera en un año estaba feliz y aliviada. No me importa ir a la cárcel, ¿sabe? Mientras no haya flores ahí …

 

 


 

SUCESOS

El Cupido “ataca” de nuevo

La Pluma del Este

 

 

Hoy, 25/03/2024, hemos sabido que en una pequeña ciudad de EE. UU., Tennesi Stone, una mujer ha prendido fuego a una tienda de juguetes y ha disparado a un camión de reparto de Toys & A con un arma semiautomática. El conductor salió ileso. Tampoco hubo víctimas entre los trabajadores de la tienda.

 

En su declaración a la policía, la mujer dijo: «Que ya estaba harta de tanto pu… oso de peluche y que ella solo quería a un hombre detallista y que el cabrón del Cupido le ha tomado el pelo…» Estas eran sus palabras exactas.

 

Por lo que hemos podido averiguar, la señora americana, estuvo recibiendo ingentes cantidades de osos de peluche con un corazón rojo donde pone escrito I love you desde el Día de los Enamorados. La pobre tuvo una tremenda crisis nerviosa a causa de aquello.

 

Queremos recordar a nuestros lectores un caso parecido que sucedió en España el año pasado. Pero aquí han sido los incontables ramos de flores frescas. Y la mujer, víctima de una pesada broma – lo que se confirmó en la investigación y la consiguiente sentencia – ha quemado una floristería. También sin víctimas.

 

Seguiremos informando.

 

 

 

 

 


12 de junio de 2024

Cariño, ya estoy en casa

 Cariño, ya estoy en casa





El peso de cientos de kilos de tierra y escombros poco a poco hace su trabajo: aplastarme como un miserable insecto.
   He perdido la noción del tiempo. ¿Cuánto llevo aquí abajo? ¿Una hora, un día, una semana…? Da lo mismo. Para mí — una eternidad. El pánico de primeros minutos acabó cuando un punzante dolor en el costado izquierdo me hizo desmayar…
   Cuando me he vuelto en mí, comprendí que muy pronto iba a morir… Un rato después, dejé de gritar y llorar… Me reí con la boca llena de tierra. Qué situación más absurda: todavía vivo, pero muerto. Es para morirse. Puta redundancia.
   Apenas respiro y tengo un hierro clavado en el costado. Mi vida se me escapa a borbotones. ¿Cuánta sangre tiene una persona? ¿Cinco, seis litros? A principio pude sentir el calor del chorro pegajoso. No he podido taponarlo ni siquiera con las manos, ya que las tengo retorcidas en ángulos imposibles, rotas y encajadas entre los trozos de hormigón.
   Ya no noto el goteo. Parece que la tierra y la sangre coagulada han hecho un tapón. Justo para que el rato que me quede de vida esté divagando gilipolleces. Total, nadie sabe dónde estoy.
  No tenía que haber vuelto a… mi antigua casa. Estúpido… Imbécil… Joder. Pude dejarlo todo a la suerte y olvidar. Igual nadie la hubiera encontrado después de más de veinte años.  A mi primera esposa… Son solo unos huesos. Limpios y blancos. Hervidos con lejía durante horas. Seguro que ni ADN encontrarían. Pero tuve miedo. Mucho miedo. Mi vida actual ahora es perfecta. Y he pagado un precio muy alto para conseguirla.
   Así que aquí estoy, de vuelta con ella: en el pozo de nuestra casa. Su calavera con las mandíbulas rotas a martillazos, cuando le arranque los dientes, me mira fijamente. Y se ríe de mí. Maldita hija de puta. Ni muerto puedo separarme de ti. Cariño, he vuelto…  A casa contigo… Ja, ja, ja…
 


Una semana antes.
  «—… Sí, sí, es un ambicioso proyecto de construcción que cambiará la imagen del barrio de Cerrillano. Toda esta zona de casas viejas, hasta el mes pasado, era un foco de insalubridad y tráfico de estupefacientes. Los ocupas y delincuentes tenían aterrorizados a los vecinos. Pero gracias a los fondos europeos y la participación del sector privado, el barrio volverá a ser bonito y con mucha gente nueva que se mudará a esta zona residencial.
   —Gracias, Señor alcalde. Cómo podéis observar, las máquinas excavadoras ya han empezado a demoler y remover el terreno. Según el proyecto, debajo de cada edificio habrá dos plantas de aparcamientos, lo que no es usual en este tipo de construcciones. Así que van a cavar muy profundo…»
   ¡Mierda, mierda, mierda…! ¡Joder! No puede ser. Ahora, no. ¡Si aquello antes era un pueblo fuera de la ciudad! Nunca se me había ocurrido que iban a construir ahí. ¡Mierda! Tengo que desenterrarla y cambiarla de sitio. ¡Joder!:
   —Laura, nena, debo ir de viaje unos días a Madrid. Sí, también el fin de semana, pero ya sabes, que el curro es lo que tiene: te avisan de un momento a otro. Dale un beso a Nina de mi parte. Las veré el lunes. Te quiero.







                                                                                                11/06/2024, Gijón

 

 

 


4 de junio de 2024

La "mascota" maldita

 La «mascota» maldita




   —¡Maestro, nos han robado! Cuando llegué, la puerta de la cripta estaba abierta. El arca de contención — vacía. Los ladrones han dejado una nota: «Hemos sacado a vuestra mascota de paseo. Prometemos devolverla, sana y salva. ¡Ja, ja, ja, ja!» Firmado por S.A.A.
   El Maestro de la Orden quedó blanco y su ayudante tuvo que agarrarlo antes de que se cayera al suelo. Unos estúpidos e insensatos la han dejado libre. Que Dios se apiade de sus almas:
   — Avisa a todos, Saúl. Hay que encontrarla enseguida antes de que sea tarde. Ellos no saben de lo que es capaz.
   Mientras tanto, en alguna zona de la misma ciudad, en una casa, llena de jóvenes bailando como posesos y bebiendo el calimocho en cantidades industriales, tres chavales juegan y se hacen fotos con algo parecido a una calavera. Esperen, ¡sí! Es un cráneo humano y estos zopencos se lo pasan como si fuera una pelota de rugby.
   A medianoche, en el pleno apogeo de la fiesta, las luces y los aparatos eléctricos explotan y la casa se sume en la oscuridad. Después de unos segundos de silencio el ambiente se llena de gritos. Empujándose, los chavales intentan salir, pero las puertas y ventanas no se abren. Prueban a romper los cristales, es inútil: parece que están hechos de hormigón.
   Debajo de lloros y gritos empieza a oírse un molesto zumbido. El sonido va subiendo de volumen, taladrando los oídos. El rincón alejado del salón se tiñe de una luz roja que se expande por toda la estancia. La acompaña el olor desagradable a podrido. La luz se hace más intensa. Los chicos quedan como petrificados. Algunos se esconden. No saben que es inútil. Ella les encontrará…




                                                            
                                                                    03/04/2024, Gijón

  

10 de mayo de 2024

El tío duro

 

El tío duro

 

Con una inesperada finta el atacante me dejó casi KO. El golpe ha sido tan fuerte que mi cabeza empezó a dar vueltas y sentí tremendas ganas de vomitar.
   — ¿Qué, vas a llorar como una niñita? ¿Ya no eres tan terne? Me vas a suplicar que pare, mientras escupes los dientes. Lo que quedará de ti, lo tendrán que recoger con una pala. — El tipo me dio varias patadas en el estómago. Me doblé del dolor. Sus compinches le jalearon.
   » Por el rabillo del ojo avizoré a Marco haciéndome la señal de que el rescate ha salido bien. Mis hijos están a salvo.
   » El odio y la rabia acumulados me impelieron al ataque. Cogí al cabrón por sorpresa. Con un fuerte puñetazo en los riñones y con una patada en su rodilla derecha, lo derribé al suelo. Me puse encima y con un twister le rompí el cuello. Los pandilleros se quedaron mudos. Ahora a por ellos…
   — ¡Corten! ¡Corten! Los del maquillaje, necesito más drama y más sangre. La cara del protagonista no está bastante maltratada. Los de la banda, no sois tan fieros como exige el guion. ¡Poneos las pilas! Vamos a repetir la escena. Cuando quieran.
   — ¡5 y Acción!
   Mis ojos tumefactos apenas han visto venir el puñetazo. Ser un especialista es una mierda…
  


                                                                      09/05/2024, Gijón

7 de mayo de 2024

El rescate fallido

 El rescate fallido




He llegado demasiado tarde.

   El graznido estridente de los cuervos que sobrevolaban el pueblo y el olor dulzón de la muerte no me prepararon para tan dantesco espectáculo. Los cuerpos mutilados de los habitantes estaban por todas partes. A algunos les faltaban las extremidades, a otros, las cabezas. Decenas de mujeres y niños destrozados. Ni los hombres armados se salvaron. El olor repugnante me hizo vomitar. Tropecé con un brazo pequeño, que agarraba un conejito rosa. Caí al suelo ensangrentado. Me ahogaba en rabia y culpa por no estar ahí. Grité, lloré… El eco de mi dolor resonó en todo el pueblecito. Me olvidé por completo del peligro: el causante de aquella carnicería podría estar cerca.

   Y sí que estaba…

   Oí una respiración y jadeos, seguidos de unos pasos. Lo vi. En la oscuridad sus ojos, fijados en mí, inyectados en sangre, emanaban el odio visceral. Las pupilas amarillas tenían un brillo diabólico. Esta mirada no era de un ser humano, sino de una criatura hambrienta, salida de las peores pesadillas. Cada poro de su piel exudaba una maldad primigenia. Su demonio interior, agazapado a la espera de una mínima ocasión para matarme…

   Pero no la tuvo: mi Desert Eagle, con su bala del calibre cincuenta, le reventó la cabeza.









                                                                                   07/05/2024, Gijón

25 de abril de 2024

Un trabajo perfecto

 Un trabajo perfecto

 

 
Decía mi padre, que en paz descanse: “En todo lo que hagas, intenta ser el mejor. Un trabajo bien hecho requiere las mismas energías que uno desastroso. Y el respeto de la gente será tu tarjeta de visita”.
   He seguido su consejo al pie de la letra toda mi vida.
   Por ejemplo, ahora mismo. Con mucha delicadeza voy echando el producto al agua y con la paleta estoy mezclando los ingredientes. A mano. No me gustan los artilugios, soy un artesano. Lo remuevo todo con constancia y calma. En esto las prisas no son buenas. Por fin la mezcla adquiere una textura suave y ligeramente elástica, con un poco de brillo lacado. Perfecta.
   Con movimientos precisos, desarrollados durante muchos años de mi total dedicación al oficio, voy colocando un ladrillo detrás de otro. Ya no necesito usar el nivel. Mi ojo del buen cubero sabe detectar cualquier defecto. Las filas rectas de ladrillos unidos con mortero van subiendo a buen ritmo. Ya casi he terminado la pared.
   Echo el último vistazo a mi obra. Perfecta. Nada falta, nada sobra.
   Pasarán muchos años, seguro que yo estaré criando malvas, pero alguien descubrirá mi colección de cuerpos emparedados. En fin, es a lo que me dedico…

 



                                                                           25/04/2024, Gijón

22 de enero de 2024

SUCESOS: "El afortunado"



SUCESOS

Encontrado el cuerpo sin vida de un hombre

La Pluma del Este

 

 

Ayer, 22/01/2024, a las 10.35 de la mañana un paseante de perros encontró el cuerpo sin vida de un hombre en la playa de San Lorenzo.

A.G.G. declaró que a principio pensó que era una alfombra enrollada, pero al acercarse vio que era un hombre vestido con un traje y gabardina.

Las autoridades no quieren especular, sin embargo, las fuentes cercanas hablan de un posible suicidio. El comisario Benítez no lo ha confirmado, pero tampoco lo ha desmentido.

Al finalizar su rueda de prensa la policía ha pedido la colaboración ciudadana para poder identificar el cuerpo del desconocido. Para aportar la información sobre el caso contactar por tel. 999 999 999.

Descripción del fallecido:

Varón de unos 50-52 años. Alto, de complexión mediana. Calvo. Vestido con el traje color azul marino y la gabardina gris. En el bolsillo interior de la misma se encontró una nota:

“Después de veinte años jugando los mismos números, este sábado, por fin, me ha tocado el Gordo. Con tanta suerte que mi mujer ha lavado mis pantalones sin mirar en los bolsillos.

Esta no es vida…”

Seguiremos informando.





                                                                                             22/01/2024








 

6 de octubre de 2023

La salvación


La salvación

 (Continuación de “La huida”)

 

   Su búsqueda diaria por los contenedores no le llenó el estómago: un trozo de pizza y una madalena rancia — es todo lo que encontró entre la basura. Y para el colmo, empezó a llover. Todavía hambriento, volvió a su escondrijo y se puso a dormir con el sonido de las gotas.
   Soñaba con un plato de carne y salchichas cuando oyó un grito. Se levantó con mucha rapidez. El grito otra vez. Salió a la calle y afinó su viejo oído. Los gritos se repitieron. Cruzó un par de callejones detrás de las naves. Se acercó al hueco que había en la valla. El ruido de una lucha lo llevó hasta unos matorrales.
   Vio a dos humanos peleando. Uno estaba tirado en el suelo y el otro, encima, haciéndole daño. El de abajo lloraba y gritaba. Sufría. Era una hembra que peleaba por su vida. Tenía que ayudarle. Corrió y saltó a la espalda del malo y le clavó los dientes en el cuello. Su boca se llenó de sangre. El humano gritó y soltó a su presa. Cuando se giró hacia él, su cara expresaba sorpresa y dolor.
   —¡Pero qué coño es…! — e intentó darle una patada. Él hincó los dientes en su pierna. El humano sacó una cosa brillante y la clavó en su lomo. Un fuerte dolor lo hizo caer. La humana, llena de golpes y arañazos, se levantó para poder huir de su agresor. Antes de caer inconsciente, por el rabillo de los ojos, vio que ella volvía con algo alargado en las manos y asestaba un tremendo golpe al malo. Otro. Y otro. Este caía. Después, oscuridad…
   Cuando abrió los ojos, se sintió aprisionado y con algo molesto en la boca. Un pitido le taladraba los oídos. Entre todos los olores del lugar reconoció a uno. De ella. Estaba ahí con él.
   —Te vas a poner bien, mi pequeño héroe. Muy pronto nos iremos a casa…






                                                                                                                 06/10/2023, Gijón

5 de mayo de 2023

El secreto

 El secreto




Anoche la tempestad hizo estragos: arrancó los árboles y rompió algunas ventanas. La vieja puerta del jardín, sacada de sus goznes, estaba tirada a varios metros.  Y lo más extraño es que hace muchos años nadie la abría.
    Al acercarme hasta la abertura me acordé de lo que contaba mi abuelo cuando yo era una niña. Decía, que esta puerta protegía el secreto de la familia y que jamás nadie debía abrirla. Por nada del mundo. 
    Entré… 
    En el centro de un precioso jardín había una fuente. Su agua cristalina cantaba una extraña melodía. Me acerqué. Vi en el borde una inscripción: 

“Serás y tendrás todo lo que deseas,
si de esta fuente el agua es bebida. 
Pero cuidado, toda tu familia 
pagará el precio con su vida”

    El agua fría y sabrosa bajó por mi garganta…
    Nunca me supo tan bien…




                                                                                                       23/04/2023, Gijón     


Este relato participa en el reto de Paleta de las emociones del blog Tintero de oro

Emociones: Interés, Vigilancia, Anticipación, Alegría, Sorpresa.



28 de marzo de 2023

El final

     El final



Aquella infausta relación no presagiaba nada bueno…
    Los vecinos cada poco llamaban a la policía y ver varios coches aparcados enfrente del portal ya era algo habitual. El tipo salía esposado, pero volvía de nuevo a casa. Ella, aun estando vilipendiada y mancillada delante de todos, con marcas de golpes y arañazos, seguía sin denunciarlo. Era su marido y que los demás nos metiéramos en nuestros asuntos. 
    El verano pasado fue especialmente tórrido y las ventanas abiertas nos hacían partícipes de las tropelías del maltratador…
     Al oír los gritos infantiles, me tiré por las escaleras.
    Escuché farfullar a alguien. Un niño tenía su mirada límpida, fija en cada vez más grande charco de sangre…




                                                                                                25/01/2023, Gijón

25 de marzo de 2023

Muerto ya estoy...

     Muerto ya estoy
   




Con el primer disparo, José Carlos hundió su cara en su propia sangre. Todos quedamos congelados viéndolo morir. La siguiente fue mi mujer, Mercedes. De su nívea blusa brotó un jardín carmesí. Todavía veo sus ojos verdes como esmeraldas, fijados en mí, pero muertos. El resto nos tiramos al suelo. Sonó el teléfono. Nadie se movió a cogerlo. Me arrastré yo.
   —Esto es un aviso. Si publicáis algo sobre la Compañía, los siguientes en morir seréis vosotros y vuestros familiares. —Colgaron…
   Cinco minutos antes, todos de la redacción del periódico, estábamos discutiendo de cómo soltar el bombazo sobre la estafa millonaria de la Compañía que causó tantas víctimas mortales.
   Han pasado dos años desde aquello. Ahora en mi ordenador marcaré el “enviar”. Yo no tengo nada que perder…
   Muerto ya estoy




      
                                                                                                        09/03/2023, Gijón

19 de marzo de 2023

En la noche

En la noche

El pequeño ladrón



 

Lo despertó un ruido extraño…
Por la pequeña ventana de su tétrica habitación divisó a una figura embozada en una capa negra, metiéndose en el callejón del frente y dejando unos bultos detrás de sí.
La curiosidad pudo con el chico y este se bajó por la destartalada escalera haciendo el menor ruido posible.
   Gracias a su ingenio y audacia Chris sobrevivió en las calles desde el niño y vio de todo. Pero lo que encontró, lo dejó horrorizado: sus dos amigas, fulanas Katty y María, estaban tiradas dentro de un enorme charco de sangre. La luz mortecina de la farola se reflejaba en el líquido rojo creando un aura maléfico alrededor. En los pechos blancos de las mujeres se veían unos enormes agujeros: les faltaban sus corazones. ¿Qué monstruo pudo hacer esto? ¿Para qué?
   El chico, reprimiendo las arcadas, se santiguó y decidió seguir al asesino, ergo olvidar del todo su instinto de supervivencia. Se metió en el callejón. Por el rabillo de ojo vio a una sombra negra que entraba en un enorme y siniestro caserón.  De puntillas y pegado a las paredes, Chris la siguió y se coló por la ventana del sótano.
   El oscuro interior apestaba a la carne podrida y a algo más. Detrás de una vieja puerta se oía una voz carrasposa murmurando: «Sirenia… Me obedecerás… Sí… Estés viva o muerta… Me perteneces…
»

   La curiosidad pudo con el chico y este, a través del resquicio de la puerta, vio una habitación lúgubre. La luz azulada de alguna especie de fuego alumbraba una estantería llena de frascos y libros, una mesa y a un hombre siniestro en ropajes arcaicos practicando algún tipo de ritual.
   —Te ruego que me liberes… Deja que me vaya o mátame. — Suplicaba la voz de una mujer.
   A su espalda resonaron unos pasos y Chris se tapó la boca con las manos presa de pánico. Se apretó lo más posible a la oscura esquina del pasillo. El hombre de negro pasó a su lado casi rozándole. No lo ha visto. Gracias a Dios. El hombre con su mano enguantada abrió la puerta y entró.
  —Maestro, te traigo un obsequio. Te complacerá. Son tres corazones muy frescos, todavía palpitaban cuando los metí en la saca. Como me ordenaste. Ahora necesito verla. Me lo prometiste.
   —Tranquilo, muchacho. Todo a su tiempo. Dame la saca… Bien… Bien… Bien… Muy frescos. Ahora mi elixir estará listo. Vete. Y no te atrevas … La mataré si me desobedeces. Psss… Oigo un ruido. Mira si tenemos a algún intruso…
   Antes de que lo descubrieran el pequeño ladrón se arrastró fuera de su escondite y salió corriendo como el alma que lleva el Diablo.


  





                                                                                                                   19/03/2023, Gijón



23 de febrero de 2023

La justicia

 La justicia



    La llamada de su abogado la dejó atónita: su violador quedará en libertad por un absurdo error burocrático.
    El ser que destrozó su vida, rompió su alma y su cuerpo en mil pedazos, saldrá de prisión en unos días, mientras ella lleva viviendo en una cárcel impuesta desde que se cruzaron sus caminos.
   Rabia, odio y consternación la dejaron sin ganas de ver el día de mañana. El recuerdo de sus manos asquerosas, de su respiración y jadeos, del dolor entre las piernas y en la garganta, la hizo vomitar.
   ¿Cómo vivir sabiendo que él anda suelto?
   ¿Qué podría hacer al respecto?
    Decidió esperar. Y esperó…
    La discoteca está llena de gente apretujada. La espalda del hombre, al descubierto. Un tropezón, una disculpa acompañada con un «¿te acuerdas de mí?», y el cuchillo entrando… Una. Dos. Tres veces… Gritos y gente corriendo.
    Ella sale fuera para esperar a la policía. Se siente tranquila y aliviada. La noche huele a naranjos en flor.



                                                                                                18/11/2022, Gijón

20 de noviembre de 2022

En la noche


En la noche


Hombre de negro


   Es noche cerrada. Silencio. No se ve ni un alma. El viejo barrio está sumido en un sueño intranquilo. En alguna parte de la negrura empieza a oírse el eco de unos pasos que poco a poco resuenan en toda la calle, pobremente iluminada.

   Las paredes oscuras de los edificios acechan al transeúnte. Las ventanas, cerradas a cal y canto, son incapaces de proteger a sus habitantes de frío y humedad. Las sucias farolas apenas dan luz para reunir enjambres de insectos. La atmósfera execrable llena cada recoveco. Parece que el mismo mal está al asecho de algún incauto.

   Al acercarse los pasos, un gato callejero, muy cenceño, queda atónito en medio de la calle. Él conoce el comportamiento insidioso y atrabiliario de los humanos y se mete en el primer agujero que ve. Por ahora, estará a salvo. Los pasos continúan su camino.

   De repente unas risas y el jolgorio rompen el tenso silencio cuando una taberna escupe a un borracho. El tipo profiriendo obscenidades y con ganas de una buena trifulca grita algo al transeúnte. Este se le acerca. Con un movimiento rápido un puñal atraviesa las ropas andrajosas y el borracho cae con la mirada perpleja, balbuceando un galimatías. El asesino limpia la daga con un pañuelo níveo y prosigue su camino.

   Más adelante, en una pequeña plaza, un par de prostitutas se acercan a una farola para contar los míseros peniques. Con este frío hay pocos clientes. Apenas les llegará para pagar el cuartucho de mala muerte. Y para comer habrá que seguir trabajando. La noche es larga. Igual les cae algún ricachón generoso.

   La figura oscura con pasos firmes se dirige hasta ahí. No lo esperan. Ellas, tan denostadas por los demás, son una presa fácil. Nadie las echará en falta. No son nada, pero sus corazones frescos serán perfectos para que el experimento siga adelante. El Maestro estará complacido y le permitirá verla, aunque un minuto.

   La daga brilla en la noche…

 

 






                                                                                                              18/11/2022, Gijón




                                                                                                                                          

9 de noviembre de 2022

El sacrificio

El sacrificio



  
 Siente el tacto de metal en la nuca, justo detrás de la oreja derecha. Otro intento de lucha y sus sesos decorarán el salpicadero. El asaltante lo dejó claro.
   Lo ha cogido por sorpresa, justo cuando entraba en el coche, y hasta ahora no ha pedido nada, salvo conducir por la oscura y solitaria carretera hasta su casa. Él no puede permitir que el desconocido invada su hogar: su familia está ahí.
  Cada curva les acerca al destino. Los intentos de convencer al individuo dejaron su cara hecha carne. Él sabe que más adelante hay un viejo roble, pegado a la carretera. Pisa el acelerador a fondo. 
   El árbol entra en el coche…







                                                                                       

14 de octubre de 2022

La huida

La huida



   Ya son las nueve de la noche. El polígono está desierto. La ventana de mi oficina, que está al ras de la calle, es un faro. Todo el mundo ya se fue, pero yo sigo trabajando. El cierre del año me tiene exhausta y quiero irme ya. Por fin termino con el papeleo y salgo a la oscuridad.
  El silencio me rodea. Estoy sola. Empiezo a caminar. Las escasas farolas, como silenciosos guardianes, apenas alumbran la calle. Huele a lluvia. Las primeras gotas me salpican la cara.
   Detrás de mí oigo unos pasos. Me giro y no veo a nadie. Pero me siento observada y el escalofrío recorre la espalda. Otra vez el ruido, pero de algo metálico, arrastrado por el asfalto. Busco el móvil. Me tiemblan las manos. Estoy muerta de miedo. ¡Mierda! Lo he dejado cargando en mi mesa. Tengo que llegar al coche. Los cuarenta metros que separan mi oficina de la plaza del aparcamiento, ahora son kilómetros.
   Empiezo a correr.
   Los pasos, también...
                                                                         







                                                        
                                                                                                        (Continuará...)