4 de julio de 2025

Las traviesas

Las traviesas 



 

 Carmen y Elvira, con sus ochenta años bien llevados, tenían un pacto inquebrantable: mientras sus cabezas funcionen y el cuerpo lo permita, jamás envejecer del alma.
   Cada jueves se escapaban del geriátrico disfrazadas de turistas extranjeras («los guiris pasan desapercibidos», decía Elvira), solo para comer unos churros con chocolate y después, ir al bingo y pedir los chupitos de whisky en tazas de té.
  —¿Y si nos pillan? —preguntaba Carmen, con una risa traviesa que hacía saltar su dentadura postiza.
  —Nos hacemos las sordas o mudas. Y las locas, si hace falta. —Le contestaba Elvira, limpiando las gafas empañadas con el dobladillo de su falda plisada amarilla.
  Una vez cantaron el bingo. Compraron un loro que dice groserías en ruso. Lo llaman Rasputín. Desde entonces, nadie se aburre en la residencia, ya que hasta los familiares y las visitas se empeñan en enseñarle a decir los tacos en español.

        



 

                                                                                     03/07/2025, Gijón

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