No tengas tanta prisa
—Bueno… ¿Te vas a tirar de una vez? ¿O no? Este es el cuarto
tren que pasa y aquí seguimos como dos pasmarotes. ¿Sabes que por tu culpa
tengo mucho trabajo atrasado? Te lo cuento. Veamos. Tengo acumulados unos
cientos de accidentes de coche; un naufragio, un par de guerras sin sentido, a
los de hospitales; y de las residencias de mayores, ni te cuento… Fiuuuuu… Un montonazo
de curro. En resumen, un sinfín de encargos por hacer y heme aquí contigo,
contando los trenes. Soy Muerte, ¿lo sabes? ¿Y a qué me dedico? Pues eso. No
puedo perder mi tiempo con uno que no se atreve a saltar el puente. ¡Dios! ¡Qué
castigo! Miren como se agarra a la barandilla. Hasta parece que sus dedos son
una parte de ella… ¡Venga! Hasta el próximo tren quedan menos de diez minutos.
Así que cuéntame, ¿por qué quieres morir? ¿Sabes que no es tu momento? En mi
lista tú dejas este mundo con noventa y siete años y durmiendo plácidamente. Ni
te enteras. Y, por supuesto, rodeado de un montón de hijos y nietos y hasta un bisnieto.
¡Caramba! Una bonita vida, sí, señor. Que no te miento…. Te lo juro por mi
guadaña. ¿Cuántos tienes ahora? ¿Treinta? ¿Treinta y cinco? Ah, ya lo sabía. Te
estoy tomando el pelo. ¡Venga! Ahora en serio, ¿por qué te quieres morir tan
pronto?… Otro tren que se va. Bueno, me alegro de haber charlado contigo. Adiós.
Nos vemos dentro de sesenta y dos años.
11/07/2025, Gijón
© La
Pluma del Este
No hay comentarios:
Publicar un comentario