La «mascota» maldita
—¡Maestro, nos han robado! Cuando llegué, la puerta de
la cripta estaba abierta. El arca de contención — vacía. Los ladrones han dejado
una nota: «Hemos sacado a vuestra mascota de paseo. Prometemos devolverla, sana
y salva. ¡Ja, ja, ja, ja!» Firmado por S.A.A.
El Maestro de
la Orden quedó blanco y su ayudante tuvo que agarrarlo antes de que se cayera
al suelo. Unos estúpidos e insensatos la han dejado libre. Que Dios se apiade
de sus almas:
— Avisa a
todos, Saúl. Hay que encontrarla enseguida antes de que sea tarde. Ellos no
saben de lo que es capaz.
Mientras
tanto, en alguna zona de la misma ciudad, en una casa, llena de jóvenes
bailando como posesos y bebiendo el calimocho en cantidades industriales, tres
chavales juegan y se hacen fotos con algo parecido a una calavera. Esperen,
¡sí! Es un cráneo humano y estos zopencos se lo pasan como si fuera una pelota
de rugby.
A medianoche,
en el pleno apogeo de la fiesta, las luces y los aparatos eléctricos explotan y
la casa se sume en la oscuridad. Después de unos segundos de silencio el
ambiente se llena de gritos. Empujándose, los chavales intentan salir, pero las puertas y ventanas no se abren. Prueban a romper los cristales, es inútil:
parece que están hechos de hormigón.
Debajo de
lloros y gritos empieza a oírse un molesto zumbido. El sonido va subiendo de
volumen, taladrando los oídos. El rincón alejado del salón se tiñe de una luz
roja que se expande por toda la estancia. La acompaña el olor desagradable a
podrido. La luz se hace más intensa. Los chicos quedan como petrificados.
Algunos se esconden. No saben que es inútil. Ella les encontrará…
03/04/2024, Gijón
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