Las ramas enmarañadas de los escasos árboles apenas daban sombra. Los huesos de animales estaban soleándose, adquiriendo color de la sal. Un sutil aroma a muerte se olía a cada paso que daba.
30 de marzo de 2023
El viaje
Las ramas enmarañadas de los escasos árboles apenas daban sombra. Los huesos de animales estaban soleándose, adquiriendo color de la sal. Un sutil aroma a muerte se olía a cada paso que daba.
28 de marzo de 2023
Final
26 de marzo de 2023
Mal de amores (balada)
25 de marzo de 2023
Muerto ya estoy...
24 de marzo de 2023
La víspera de la romería
Nada más ver sus ojos verdes y esa sonrisa, que no se le iba de la cara, supo que era para ella. Por más que su amigo maripozuelo le advertía que era un picaflor y que tiraba los tejos a todas las mozas del pueblo, para ella eran solo rumores y habladurías de los envidiosos.
Marcelo, un huérfano sin dinero y flacuchento, tocaba con gran maestría la marimba. Sus dedos con mucha delicadeza agarraban los palillos que recorrían las láminas y ella imaginaba estos dedos sobre su cuerpo.
El grito de su madre la bajó de las nubes:
-¡Hija, se te está quemando la comida! ¡Deja de soñar despierta y no me vengas con alharacas amorosas por un muerto de hambre!
23 de marzo de 2023
Parece que va a llover
21 de marzo de 2023
Huella
Después de treinta años se puede ver dónde han matado a la preciosa Margaret. Una semana en la intemperie, perdiendo toda la savia de su cuerpo, ha dejado una huella...
21/03/2023, Gijón
Está vivo
La oscuridad lo envuelve entero. Se mete en su nariz, ojos y boca, dejándolo totalmente ensordecido. Él acaba de despertar, rodeado de tela de raso y ramos de flagrantes rosas.
19 de marzo de 2023
En la noche
El pequeño ladrón
19/03/2023, Gijón
17 de marzo de 2023
"Hola, guapa"
16 de marzo de 2023
El Mundo Oculto
Unas
manos invisibles lo arrastraban por el oscuro túnel, lleno de raíces y moho.
Estaba confuso y mareado a causa de este extraño e irreal viaje. ¿Cómo ha
terminado bajo tierra?
Cada
domingo iba al bosque para contemplar las aves. Especialmente al Trepador Azul.
Lo vio en un árbol muy viejo y al acercarse, tropezó y cayó en un agujero. Es
todo lo que recordaba...
Por fin,
el túnel acabó en una enorme cueva. Sus límites se perdían en la oscuridad. Desde
arriba bajaban las estalactitas de intrincadas formas, como si fueran lámparas
que refulgían con miles de lucecitas de colores inimaginables. El aire estaba
impregnado de aromas embriagadoras y se oía música y voces, cantando en una
lengua melodiosa que no reconocía. Las manos lo han empujado al centro de la
cueva.
Ahí la
vio…
Se movía
con gracia de una reina. Sus brazos eran como el mármol más níveo. Su largo
pelo dorado, parecía tener vida propia. Su vestido, de telas más finas y
delicadas, ligero y casi transparente, era un engarce perfecto para su hermoso
cuerpo. Sus movimientos hipnóticos evocaban a las odaliscas más refinadas de las
cortes de antiguos reyes. Lo miró con sus ojos violeta y le regalo una sonrisa.
Lo llamó. Y, como si estuviera hechizado, quiso acompañarla en aquel
vertiginoso baile por toda la eternidad...
Cuando
volvió en sí, en el bosque, ya caía la noche. Regresó a casa con el vago
recuerdo de lo que ha pasado. ¿Era real o solo un sueño?
Días
después, al revelar las fotos, solo había una — de una bella mujer bailando.
11 de marzo de 2023
P U Z L E
10 de marzo de 2023
El Nuevo Mundo
Se salvó, dejándose arrastrar por el ineluctable mar, agarrado a un pecio.
Ahí había un pueblucho de pescadores, piratas y putas, inescrutable para el ojo ajeno, y que ahora era su hogar. Nadie sabía su verdadero nombre ni su procedencia.
Después de muchos años ya era el contramaestre de la “Viuda Negra”, que surcaba aquellas latitudes en busca de tesoros. Todavía conservaba la mirada de un nefelibata, pero las muchas cicatrices mostraban el precio de aquella vida.
Hoy celebraban la vuelta a casa, sin bajas y con un considerable botín de oro.
Acarició el morro de su caballo por debajo de la serreta y lo amarró a la aldaba, cerca de una pérgola llena de fragantes rosas. Entró en la taberna. La rolliza Mercedes le plantó un sonoro ósculo en la boca después de esconder los refulgentes doblones en el refajo de su inmensa falda.
Cada poco algún “valiente” abusaba de su paciencia, retándolo a pelear. Esta vez no era diferente. Con una certera estocada, el tipo quedó soleándose en la polvorienta calle, rodeado de la miriada de revoloteantes falenas.