Todas son iguales
Todas son iguales
— ¡Vaya pinta, tío! Ni que una manada de
búfalos pasara sobre ti. Hey, tú, sírvele a mi compadre un vaso de ese
matarratas que tienes. Y a mi otro. Joder, deja la botella, roñoso. Apúntala a
mi cuenta. Bebe, Jonny, y cuéntame tus peripecias.
—No hay mucho que conta, estoy jodio,
tío, eventao po dento. Y muy a disgusto. La puñetea Camen no me hace ni puto
caso. Y eso que me quedé pendao de ella naa más vela. Su cuepo, sus andaes, su
pote… Dese que está conmigo, come de lo mejocito. No escatimo en las viandas. Dueme
en el mejo sitio. Intento no fozala mucho. Y la cabona me tata así. Tengo el
cuepo paa escombo. Tengo golpes por toos laos. Estoy hecho un puñeteo moraón con
patas, joer. Man engañao con ella. Cuando vea al viejo Billy, le pegaé un tio
en toa fente.
—Por Cristo, ¿por qué hablas así?
—Joer. ¡Mia! Me fatan tes dientes, joer. La
cabona me tió cuando la quise montá. Me caí como un saco de bosta. Y la hija e
puta me pateó en la cabeza. Casi no lo cuento.
—Mal asunto con las hembras: las de dos
patas o de cuatro, todas son iguales. Venga,
toma otro vaso…
05/06/2024, Gijón
El patriarcado también sigue siendo el mismo. Supongo que en el salvaje Oeste debía ser cual lo relatas.:))
ResponderEliminarJa, ja, ja. Creo que depende de si montas un caballo o a una yegua.
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