El Nuevo Mundo
Llegó
a la Isla después de un naufragio.
Se
salvó, dejándose arrastrar por el ineluctable mar, agarrado a un
pecio.
Ahí
había un pueblucho de pescadores, piratas y putas, inescrutable para
el ojo ajeno, y que ahora era su hogar. Nadie sabía su verdadero
nombre ni su procedencia.
Después
de muchos años ya era el contramaestre de la “Viuda Negra”, que
surcaba aquellas latitudes en busca de tesoros. Todavía conservaba
la mirada de un nefelibata, pero las muchas cicatrices mostraban el
precio de aquella vida.
Hoy
celebraban la vuelta a casa, sin bajas y con un considerable botín
de oro.
Acarició
el morro de su caballo por debajo de la serreta y lo amarró a la
aldaba, cerca de una pérgola llena de fragantes rosas. Entró en la
taberna. La rolliza Mercedes le plantó un sonoro ósculo en la boca
después de esconder los refulgentes doblones en el refajo de su
inmensa falda.
Cada
poco algún “valiente” abusaba de su paciencia, retándolo a
pelear. Esta vez no era diferente. Con una certera estocada, el tipo
quedó soleándose en la polvorienta calle, rodeado de la miriada de
revoloteantes falenas.
10/12/2022, Gijón
Ineluctable - ineludible
Nefelibata - soñador
Serreta - una pieza del correaje de la cabeza de un equino
Falenas - una variedad de mariposa
Me encanta la historia de ese pirata de mar dice su historias de hombres duros y mujeres fuertes y valientes
ResponderEliminarMe alegro mucho que le haya gustado. Un saludo.
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