NO ESTÁS SOLO
Hay circunstancias en la vida cuando te ves muy perdido, sin fuerzas vitales y emocionales para afrontar siquiera el día a día. Es una sensación muy extraña, muy particular. El miedo y las ganas de dejarlo todo se mezclan con una tremenda lástima por ti mismo. En estos momentos no hay ni un abrazo ni una mano amiga que valgan para ayudarte. Lo que experimentas es algo tan tuyo, tan interiorizado, que solo la soledad y una especie de catarsis te pueden aportar el sosiego.
Sal de casa. En vez de paredes de hormigón envuélvete con el silencio de un campo o el run-run del oleaje del mar. Busca un lugar tranquilo, lejos de todo, donde los amplios espacios te permiten contemplar la inmensidad. Te sentirás pequeño. Y tus problemas también menguarán.
Cierra los ojos, respira profundamente y espera. Muy quieto. Escucha al mundo que empieza a hablarte. Tú eres una parte importante de él. Lo que estás viviendo lo han vivido muchos antes de ti. Lo que te ha tocado sufrir lo han sufrido otros tantos. El pasado, el presente y el futuro se confluyen en este mismo instante. Tú eres un eslabón de la cadena infinita de acontecimientos. No puedes romperte. Mira alrededor, levanta tu cara al cielo, llena los pulmones del aire purificador, permita que la brisa te acaricie suavemente y seque tus lágrimas. Reza… Pide… Suplica… Entrégate… Sé humilde…
Ahora estás despojado de todo. Eres tal y como eres. Ni bueno ni malo, solo tú. Y Él lo sabe. Él no te juzga. Él te conoce. Nada está oculto a su mirada. Él te oirá y te ayudará porque sabe que este es el momento de la real necesidad. Y el universo empezará a mover sus engranajes para echarte una mano.
Porque tú lo mereces…