2 de diciembre de 2023

Chupachups

Chupachups 




En su otra y perfecta vida, él era un hombre afortunado: un buen puesto en un banco, una bella esposa, dos hijos niño y niña, una envidiable posición y bien relacionado. El destino le sonreía. Parecía tocado con la mano de Dios. Pero hace cinco años, en Navidades, todo aquello le fue arrebatado…
   Dos agentes entraron en su despacho. Con un tremendo pesar, le informaron que había pasado un terrible accidente con víctimas mortales. Un camión sin frenos invadió la terraza de una pizzería cercana. La misma, donde lo esperaban su mujer e hijos. Nunca habían estado ahí antes. Fue él quien sugirió el sitio. Aquel mismo día él murió también.
   Ahora observa a decenas de personas que pasan por su lado sin verlo. Son vísperas Navideñas y ellos corren, como hormigas, en busca de comida y regalos. Él antes también era así, pero la pérdida de su familia le ha roto su mente, dejándolo incapacitado para enfrentarse a la vida. Con depresión, sin trabajo, con deudas y falta de apoyo, se vio en la calle como un desecho.
Compartía esta esquina con un chico rumano, pero la mafia, después de darle una buena paliza por no ser «rentable», lo ha devuelto a su país. Con él no se metían. Por ahora.
El sonido de unas monedas, al caer, lo sacó de su ensimismamiento. Levantó la mirada y vio una mano pequeña que le ofrecía un Chupachups de fresa, acompañado de una alegre sonrisa infantil.
   Dos agentes entraron en su despacho. Con un tremendo pesar, le informaron que había pasado un terrible accidente con víctimas mortales. Un camión sin frenos invadió la terraza de una pizzería cercana. La misma, donde lo esperaban su mujer e hijos. Nunca habían estado ahí antes. Fue él quien sugirió el sitio. Aquel mismo día él murió también.
   Ahora observa a decenas de personas que pasan por su lado sin verlo. Son vísperas Navideñas y ellos corren, como hormigas, en busca de comida y regalos. Él antes también era así, pero la pérdida de su familia le ha roto su mente, dejándolo incapacitado para enfrentarse a la vida. Con depresión, sin trabajo, con deudas y falta de apoyo, se vio en la calle como un desecho.
Compartía esta esquina con un chico rumano, pero la mafia, después de darle una buena paliza por no ser «rentable», lo ha devuelto a su país. Con él no se metían. Por ahora.
El sonido de unas monedas, al caer, lo sacó de su ensimismamiento. Levantó la mirada y vio una mano pequeña que le ofrecía un Chupachups de fresa, acompañado de una alegre sonrisa infantil.