1 de mayo de 2024

El ocaso

El ocaso

 

Observo el silencioso ocaso del sol y al asomarme por la ventana, oigo el susurro cómplice de las montañas. Nota a nota el canto de los pájaros llena de melodía el valle. La brisa suave con un sutil aroma a jazmín juega con los pétalos y algunos se posan en mi mano extendida, haciéndome cosquillas.
   Cierro los ojos, sonrío. Respiro. Me empapo de este momento de paz y de belleza. Abro los ojos. Miro abajo. Veo a mi viejo perro que está retozando en el prado como un cachorrito. Y más allá, en el linde del bosque, caminan dos personas, cogidas de la mano. Nico se olvida de su cola y corre para saludarles. Me resultan familiares. Se parecen muchísimo a mis padres. ¡Sí, son ellos! Se ven jóvenes y muy felices. Miran hacia la ventana. Me ven. Me sonríen y me llaman. El perro no para de ladrar y dar vueltas. ¡Que bobón! Tengo que ir con ellos. Ahora. Hay tantas cosas que contarles. Casi toda mi vida.
   Hecho un último vistazo a la cama. Ahí estoy yo, una anciana de noventa años. Me veo tan tranquila y relajada. Como si estuviera dormida. Salto por la ventana y empiezo a volar, volar y volar …




01/05/2024, Gijón