Quedaban
pocos días para la romería y ella todavía no sabía si Marcelo
vendría.
Nada más ver sus ojos verdes y esa sonrisa, que no se le iba de la cara, supo que era para ella. Por más que su amigo maripozuelo le advertía que era un picaflor y que tiraba los tejos a todas las mozas del pueblo, para ella eran solo rumores y habladurías de los envidiosos.
Marcelo, un huérfano sin dinero y flacuchento, tocaba con gran maestría la marimba. Sus dedos con mucha delicadeza agarraban los palillos que recorrían las láminas y ella imaginaba estos dedos sobre su cuerpo.
El grito de su madre la bajó de las nubes:
-¡Hija, se te está quemando la comida! ¡Deja de soñar despierta y no me vengas con alharacas amorosas por un muerto de hambre!
Nada más ver sus ojos verdes y esa sonrisa, que no se le iba de la cara, supo que era para ella. Por más que su amigo maripozuelo le advertía que era un picaflor y que tiraba los tejos a todas las mozas del pueblo, para ella eran solo rumores y habladurías de los envidiosos.
Marcelo, un huérfano sin dinero y flacuchento, tocaba con gran maestría la marimba. Sus dedos con mucha delicadeza agarraban los palillos que recorrían las láminas y ella imaginaba estos dedos sobre su cuerpo.
El grito de su madre la bajó de las nubes:
-¡Hija, se te está quemando la comida! ¡Deja de soñar despierta y no me vengas con alharacas amorosas por un muerto de hambre!
16/01/2023, Gijón
Eres todo sensibilidad me encanta este relato,con toda la documentación del significado de las palabras
ResponderEliminarMuchas gracias por tan bonito comentario. La riqueza de la lengua española es infinita...Un saludo.
ResponderEliminarQué relatos más bonitos...
ResponderEliminarMuchas gracias. Un saludo, querido lector.
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