7 de mayo de 2024

El rescate fallido

 El rescate fallido




He llegado demasiado tarde.

   El graznido estridente de los cuervos que sobrevolaban el pueblo y el olor dulzón de la muerte no me prepararon para tan dantesco espectáculo. Los cuerpos mutilados de los habitantes estaban por todas partes. A algunos les faltaban las extremidades, a otros, las cabezas. Decenas de mujeres y niños destrozados. Ni los hombres armados se salvaron. El olor repugnante me hizo vomitar. Tropecé con un brazo pequeño, que agarraba un conejito rosa. Caí al suelo ensangrentado. Me ahogaba en rabia y culpa por no estar ahí. Grité, lloré… El eco de mi dolor resonó en todo el pueblecito. Me olvidé por completo del peligro: el causante de aquella carnicería podría estar cerca.

   Y sí que estaba…

   Oí una respiración y jadeos, seguidos de unos pasos. Lo vi. En la oscuridad sus ojos, fijados en mí, inyectados en sangre, emanaban el odio visceral. Las pupilas amarillas tenían un brillo diabólico. Esta mirada no era de un ser humano, sino de una criatura hambrienta, salida de las peores pesadillas. Cada poro de su piel exudaba una maldad primigenia. Su demonio interior, agazapado a la espera de una mínima ocasión para matarme…

   Pero no la tuvo: mi Desert Eagle, con su bala del calibre cincuenta, le reventó la cabeza.









                                                                                   07/05/2024, Gijón

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