TRAICIÓN
¿Y qué le
digo yo ahora? Dios, qué situación:
— Cariño, esto no es lo que parece. Es un
malentendido. No te pongas así. Deja que te lo explique…
— A ver, cabronazo, cómo me vas a explicar
esto.— La cabeza de la mujer iba a mil por hora. Se sentía demasiado dolida y decepcionada.
¿Cómo pudo romper el acuerdo? — Y tú, ¿qué haces aquí todavía? ¡Lárgate!
«Uf, vaya lío. Nunca me pasó nada igual.
Pobre hombre. No le envidio. Aunque su mujer está buenísima. Pero ponerse así
por una pizza, bueno, por dos, no es normal. Menos mal que ya he cobrado.» — El
repartidor puso los pies en polvorosa. Los gritos de la mujer sobre la dieta y
el sacrificio todavía se oían cuando arrancó su moto.