Katia
La pesada cadena le permite lo justo para llegar al
agujero donde hacer sus necesidades. La cámara con su ojo de cíclope sigue cada
uno de sus movimientos. A principio le daba mucha vergüenza, después, se
acostumbró.
Las heridas
de los grilletes han creado una putrefacta costra en sus delicadas muñecas. El
pelo, antes castaño y brillante, desde hace mucho necesita un buen lavado. De hecho,
toda ella, sucia y llena de golpes, se asemejaba más a un animal que a un ser
humano.
Morder a sus
captores y desafiarles tenía su castigo. No les obedecía. No admitía que le
saquen las fotos en todas las posturas repugnantes posibles, haciendo cosas
asquerosas con hombres adultos y hasta con animales… Después de una tremenda
paliza terminó en este agujero. Ya perdió la noción de tiempo. ¿Cuánto lleva
aquí? ¿Una semana? ¿Un mes?
Hace mucho que
no le traen ni agua ni comida, un trozo de pan rancio. Arriba no comía tan mal. La necesitaban
relativamente sana y bien parecida para las películas.
A principio
lloraba mucho. Ahora solo vagaba por el mundo de sombras de su vida pasada.
¿Acaso la tuvo? ¿O ha sido solo un sueño y ella siempre ha vivido en este
agujero, encadenada a la pared y en plena oscuridad?
Por una rendija
de la ventana tapiada entró un rayo de luz. Muy pequeñito. Lo saludó. Le habló
hasta que se ha ido. Y de nuevo, la oscuridad. Ella se enroscó como un perro y
se abandonó a la inconsciencia.
Explosiones… Disparos…
Gritos… Ella ya está acostumbrada. La guerra es así. El ruido de una lucha cercana.
Otra vez disparos, pero aquí, al lado… Un chillido… Una puerta que se abre… Un
haz de luz… Voces… Aquí, cerca… Más voces… La reja se abre… Alguien entra en su
jaula. Ella está muerta de miedo. Otra vez, no …
La suave voz
de una mujer le pregunta en ucraniano de cómo se llama. Le responde: «Katia». Hombres
hablando, también en ucraniano. Le quitan los grilletes y la cadena del pie, la
cubren con algo. Uno la coge en brazos. Ella se resiste, muerde y chilla. La
mujer le dice muy bajito que está a salvo, que todo se acabó y que volverá a
casa …
Una lágrima resbala por la mejilla de la
niña antes que esta se desmaye …
01/02/2024, Gijón
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