—¿Y
tú por aquí, Paco?
—Bah. Me mandó la mujer a recoger unas recetas. Dijome que vaya en persona, que por más que llama al centro, no le cogen el teléfono.
—Cada vez peor. Citas para todo. Llame que te llame, no contestan. Mira, ahí sale Manolo.
—Hola, Juan, Paco. Vine a por los resultados. El otro día me chuparon la sangre y traje un bote de orina. A saber, qué buscaban estos matasanos. Total, estoy como un roble. Ácido úrico un poco alto, pero con beber mucho líquido, lo tengo controlado. Es lo que dijo la doctora.
—Juan, ¿y tú a qué viniste?
—A por una receta.
—¿Estás malo? ¿Qué tienes?
—Qué va. Ese cuerpo todavía aguanta la marcha. El otro día conocí a una moza por esas cosas de internetes. Me lo enseño mi nieto. Está de buen ver. Tiene sesenta y pico, viuda. Quedamos para tomar un café y nunca se sabe como termina la cosa. Y uno ya no es chaval. Necesito algo de ayuda. A ver si el médico me da pastillitas de esas.
—¡Ostras, Juan! No te irás para casa sin contarnos nada. Te invito a un vino. Hay que beber líquido que me lo mandó la médica.
—¿No será el agua?
—Y yo al siguiente. Pero ni mú a mi mujer. Si les pregunta, he tomado un descafeinado con sacarina.
—Vaya dos. Esperadme en Casa Pepe. No tardo. Y pedid que prepare una tapa de esos torreznos tan ricos que tiene.
—Bah. Me mandó la mujer a recoger unas recetas. Dijome que vaya en persona, que por más que llama al centro, no le cogen el teléfono.
—Cada vez peor. Citas para todo. Llame que te llame, no contestan. Mira, ahí sale Manolo.
—Hola, Juan, Paco. Vine a por los resultados. El otro día me chuparon la sangre y traje un bote de orina. A saber, qué buscaban estos matasanos. Total, estoy como un roble. Ácido úrico un poco alto, pero con beber mucho líquido, lo tengo controlado. Es lo que dijo la doctora.
—Juan, ¿y tú a qué viniste?
—A por una receta.
—¿Estás malo? ¿Qué tienes?
—Qué va. Ese cuerpo todavía aguanta la marcha. El otro día conocí a una moza por esas cosas de internetes. Me lo enseño mi nieto. Está de buen ver. Tiene sesenta y pico, viuda. Quedamos para tomar un café y nunca se sabe como termina la cosa. Y uno ya no es chaval. Necesito algo de ayuda. A ver si el médico me da pastillitas de esas.
—¡Ostras, Juan! No te irás para casa sin contarnos nada. Te invito a un vino. Hay que beber líquido que me lo mandó la médica.
—¿No será el agua?
—Y yo al siguiente. Pero ni mú a mi mujer. Si les pregunta, he tomado un descafeinado con sacarina.
—Vaya dos. Esperadme en Casa Pepe. No tardo. Y pedid que prepare una tapa de esos torreznos tan ricos que tiene.
Este relato es para el concurso de noviembre del blog El Tintero de Oro.
Aquí pueden leer la historia anterior sobre Paco, Juan y Manolo .
Hola, Pluma, pues la historia continúa en casa Pepe, y con ese nombre nada bueno se viene después, y no solo por los torreznos. Jejej.
ResponderEliminarMenudo trío nos has traído, cada cual con lo suyo pero sin dejarse vencer por la edad, incluso se cita con mozas de lo internetes. Un diálogo tronchante y a tres bandas que, sin narrador, se desenvuelve con soltura y sin perderse nada de lo que se trata en la trama y von un humor muy fino de regalo, jejej.
Genial aporte, Pluma, muchas gracias por participar.
Un abrazo!
Hola, Pepe.
EliminarEn cierto modo es un tributo a la gente de tercera edad. Si tenemos suerte, llegaremos hasta ahí también.
Un saludo.
Me encantó el tono popular y entrañable, con su chorrito de orujo social. Gracias.
ResponderEliminarHola, Fernando.
EliminarMe encantan los "viejos". Son una fuente inagotable de información casi sobre cualquier cosa.
Un saludo.
Hola, Pluma del Este. Una opción excelente para afrontar el reto. Una historia dialogada y, además, de una manera tan reconocible. La he disfrutado y, además, me he identificado. Esa manía de los médicos en que nos muramos sanos... La vida hay que disfrutarla y lo que el cuerpo pide no puede sentarle mal. Muy divertido! Un abrazo
ResponderEliminarHola, David.
EliminarUna pinta de vino en una buena compañía de los amigos de siempre, es el mejor remedio. El covid acabó con esto. Unos han quedado por el camino, otros ya no se fían...
Un abrazo.
¡Menudo grupito! Un micro divertidísimo y muy entrañable también. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta.
EliminarUn saludo.
Una conversacion tan real como entrañable! Muy divertida! Un abrazote!
ResponderEliminarJa ja, ja, sí. Me encanta observar a la gente mayor. Y dan muchas ideas para escribir. Un abrazo
EliminarMe gusto mucho este micro divertido, la conversación de estos tres que nada bueno se traen, jajajaja, interpretan lo que les parece de las indicaciones médicas, me divertí leyéndolo, un abrazo.
ResponderEliminarPATRICIA F.
Un buen reto, en una consulta es un peligro el encuentro con los amigos. Un abrazo.
ResponderEliminarUna 'pandilla' con mucho peligro...Saludos!
ResponderEliminarlady_p
Jajajaja, que original, la de conversaciones que surgen en una consulta. Excelente aporte. Un abrazo
ResponderEliminarEl trío se hace su propia dieta. Mucha suerte.
ResponderEliminarHola Pluma del Este con el trio no hace falta ni matasanos ni na. Buen relato. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Pluma. Vaya con el grupete! A hacerle caso a los médicos, cada cual a su manera!
ResponderEliminar¡ Todos pasaremos por tan sapiencial edad! Un Saludo.👌
ResponderEliminarQué trío! y qué vivos están a pesar de los achaques.. Estos sí que no se rinden. Me encantó. Un abrazo
ResponderEliminarHolaaa, una conversación digna de mi reto del microteatro (si te animas, está abierto en mi blog). Para el reto del Tintero ideal, no hay narrador ni nada que se le parezca, solo estos tres personajes maduros que nos sorprenden con citas con mozas, jajaja, muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Hola, Merche.
EliminarGracias por la invitación. A ver si se me ocurre algo.
Un abrazo.
¡Me gustan estos tres amigos! ¿Qué pasará en Casa Pepe?
ResponderEliminarComo tengo edad para unirme al grupo —al de los abuelos, quiero decir—, me ha resultado tu aportación, además de divertida, muy entrañable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vaya tres mozos que están hechos estos. Van a por todas.
ResponderEliminarBuen relato sin narrador por medio
Real como la vida misma, ese grupo de abueletes están en sus salsa .
ResponderEliminarBien contado y divertida escena
Un abrazo
Puri
Hola Pluma!! Me ha gustado mucho, eran totalmente mi padre y sus amigos!!!Jajaja, qué bueno!! Un disfrute leerte, un abrazo!!
ResponderEliminarHola Pluma del Este. Menudas se las gastan estos tres, interpretan las cosas según mejor les conviene y que alguien les diga que no. Relato dialogado exclusivamente, sin acotaciones de un narrador inexistente, pero que se sigue a la perfección, con la dificultad que tiene ejecutar un diálogo a tres de este modo. Un abrazo.
ResponderEliminarLo que da de si la sala de espera médica jeje
ResponderEliminar¡Vaya tres!
Un saludo Ploma del Este
un dialogo que nos ubica perfectamente sin necesidad de narrador ni de acotaciones. teatro en el ambulatorio
ResponderEliminarabrazoo
Pareciera grabado con un micrófono oculto, de tan realista que te ha quedado... Muy buen aporte!
ResponderEliminarUn beso
Muy buen relato. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muy buen microrrelato para el Tintero de Oro. Un abrazo.
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