La presentación en toda regla
(O lo que puedo contarles y dejarles vivos)
Hola, mi querido Lector.
Permíteme que me presente. Soy a la que llaman «La Muerte Perfumada». Por su puesto es un nombre en clave, ya que el que me dieron mis padres al nacer, está olvidado. Lo hice olvidar. Y los que lo sabían, ya no están entre los vivos.
Soy una mujer normal: ni alta, ni baja; ni delgada, ni rellenita; ni guapa ni fea… En todos los sentidos, no la llamo atención, a no ser que se requiera según qué circunstancias. Soy muy inteligente, sin duda alguna. Hablo varios idiomas con fluidez: ruso, ucraniano (es donde nací), español, inglés, francés, alemán y mandarín. Me encanta leer y tengo una magnífica memoria. Soy muy buena en el terreno desconocido, ya que mi sentido de orientación casi nunca me falla. También soy muy, pero que muy resolutiva. Es mi punto fuerte. Encuentro la solución a cualquier situación. Y como un valor añadido a mi perfil, soy camaleónica. Sí, sí. Observo que no puede contener la sonrisa, querido Lector. Es que no miento. Me encanta disfrazarme. ¿Igual porque de niña nunca he podido hacerlo? Será por esto. El oficio al que me dedico es muy antiguo. No. No es el que piensa. No saque tan rápido las conclusiones. De hecho, es el oficio que me eligió a mí de muy joven y es otra historia de la que no voy a hablar. Por ahora.
La Muerte Perfumada… Me encanta como suena. Aunque me ha llevado años a crear este apodo y la fama. Muchos años y demasiados cadáveres a mis espaldas… Muy justificados, sin duda aluna. Soy una asesina. Fría, retorcida y despiadada asesina que tiene sus propias reglas. Los que me contratan solo requieren de mis servicios cuando hay que ser tan delicado, como un alfarero, y tan sutil, como una pluma. Y esta soy yo. Cuando yo acepto un trabajo, no hay nada que me pare. Así que espero no tenerle entre mis encargos.
Por ahora, no diré nada más. Dejaré que me vaya conociendo poco a poco, sorbito a sorbito, como un McKallan de dieciocho años. Lo bueno se disfruta lentamente. Y yo soy muy, pero que muy buena en lo mío.
Nos vemos… Ja, ja, ja… Es una broma. Espero no verle nunca.
La Muerte Perfumadaen Gijón a 30 de agosto de 2024
Permíteme que me presente. Soy a la que llaman «La Muerte Perfumada». Por su puesto es un nombre en clave, ya que el que me dieron mis padres al nacer, está olvidado. Lo hice olvidar. Y los que lo sabían, ya no están entre los vivos.
Soy una mujer normal: ni alta, ni baja; ni delgada, ni rellenita; ni guapa ni fea… En todos los sentidos, no la llamo atención, a no ser que se requiera según qué circunstancias. Soy muy inteligente, sin duda alguna. Hablo varios idiomas con fluidez: ruso, ucraniano (es donde nací), español, inglés, francés, alemán y mandarín. Me encanta leer y tengo una magnífica memoria. Soy muy buena en el terreno desconocido, ya que mi sentido de orientación casi nunca me falla. También soy muy, pero que muy resolutiva. Es mi punto fuerte. Encuentro la solución a cualquier situación. Y como un valor añadido a mi perfil, soy camaleónica. Sí, sí. Observo que no puede contener la sonrisa, querido Lector. Es que no miento. Me encanta disfrazarme. ¿Igual porque de niña nunca he podido hacerlo? Será por esto.
La Muerte Perfumada… Me encanta como suena. Aunque me ha llevado años a crear este apodo y la fama. Muchos años y demasiados cadáveres a mis espaldas… Muy justificados, sin duda aluna. Soy una asesina. Fría, retorcida y despiadada asesina que tiene sus propias reglas. Los que me contratan solo requieren de mis servicios cuando hay que ser tan delicado, como un alfarero, y tan sutil, como una pluma. Y esta soy yo. Cuando yo acepto un trabajo, no hay nada que me pare. Así que espero no tenerle entre mis encargos.
Por ahora, no diré nada más. Dejaré que me vaya conociendo poco a poco, sorbito a sorbito, como un McKallan de dieciocho años. Lo bueno se disfruta lentamente. Y yo soy muy, pero que muy buena en lo mío.
Nos vemos… Ja, ja, ja… Es una broma. Espero no verle nunca.
Seguro que también viste de negro.:)
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