El
hombre de negro
Es noche
cerrada. Silencio. El viejo barrio, sumergido
en un sueño intranquilo. En alguna parte de aquella oscuridad
empieza oírse el eco de unos
pasos que
poco a poco resuenan
en
toda la calle principal,
pobremente iluminada.
Las paredes oscuras de los
edificios acechan al transeúnte. Las farolas apenas dan luz para
reunir enjambres de mosquitos. La atmósfera execrable llena cada
recoveco.
Al acercarse los pasos, un
gato callejero, muy cenceño, queda atónito en medio de la calle. Él
conoce el comportamiento insidioso y atrabiliario de los humanos y se
mete en el primer agujero que ve. Los pasos continúan su camino.
De
una taberna sale un borracho y grita algo al transeúnte. Con un
movimiento rápido, una daga atraviesa las ropas andrajosas y el
borracho cae con la mirada perpleja, balbuceando un galimatías.
Un
par de prostitutas se acercan a una farola para contar los míseros
peniques. Los pasos se dirigen hacia ahí. Ellas, tan denostadas por
los demás, son una presa fácil. Sus corazones servirán para
sacarlos de su contumacia y el experimento seguirá adelante, aunque
tengan que arrumbar el resto de los cuerpos. El Maestro estará
complacido.
La daga brilla en la noche…
18/11/2022, Gijón
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