18 de abril de 2025

No seas Narciso

 

No seas Narciso



I

 

 

Narciso se mira en el espejo de agua.
        Encontró un lugar tranquilo, el remanso de un lago, donde el agua es la más limpia, donde no hay ni plantas ni peces; donde no hay nada que perturbe su imagen perfecta. Con la punta de los dedos se toca su cara, los labios, se regala una sonrisa de un enamorado, se tira un beso, suelta su magnífica melena… No hay nadie más bello en el mundo. De repente el agua se ondula y el reflejo de Narciso se vuelve borroso.
        —¡Pero bueno! ¡¿Quién osa molestarme?! ¡Márchate! ¡Serás…! — Estas eran las últimas palabras antes de que un enorme cocodrilo arrastrara a Narciso en las profundidades…
 

 

II

 

 

Narciso se mira en el espejo de estaño pulido.

        Le costó una fortuna, pero no pudo resistirse: se veía como una criatura celestial. Iba al mercader de espejos tan solo para ver su hermoso reflejo. Y, cuando por fin tuvo uno en posesión, lo colocó en su alcoba, donde horas y horas contemplaba y adoraba a uno mismo. Cuando el estaño se opacaba, mandaba a pulirlo o compraba otro espejo. Los años pasaban y Narciso envejecía. Ya era un anciano desdentado y mal nutrido, pero aun así se veía más bello que nunca. Se murió solo…
 

 

III

 

 

Narciso se mira en el espejo de cristal.

     De vez en cuando echa su propio vapor y con una manga limpia la superficie. «¡Qué guapo soy! Nunca se ha visto un ser tan apuesto; con esta piel inmaculada, con los dientes como perlas, con estos ojos que enamoran y la cabellera tan frondosa. ¡Y la osamenta de un guerrero! Por donde voy, me adoran. Soy un arcángel. ¡No! Soy el Dios».
      Gracias al espejo, Narciso pudo ver a su asesino cuando este le clavaba un puñal en la espalda y las gotas de sangre salpicaban de rojo su perfecto reflejo…
 

 

IV

 

 

Narciso se mira en el espejo que ahora es una pantalla del móvil.
        Y no de un móvil cualquiera, sino de un iPhone 16 Pro Max. Hace decenas de selfis a diario: en el gimnasio, en su coche, en la playa, comiendo, bebiendo, bailando… Y todos sus viajes están documentadísimos. Narciso vive por y para sus seguidores. Espera por los “me gusta” y “corazones” como alguien que espera por un amor. Son los que le dan la vida. Gasta dinero en las campañas de publicidad para conseguir más y más fans. Su teléfono tiene varias aplicaciones de filtros para parecerse más guapo, más joven y más perfecto todavía. Un día, lo reconoce un grupo de fans. Sin embargo, no le piden hacerse una foto con ellos… Como antes. La frase: «Jolín, cómo ha envejecido. No se parece al de las fotos» —lo deja temblando. Se mira en el teléfono apagado. La negra y fría pantalla le devuelve una imagen. Y se ve a uno mismo como es en realidad. Y no le gusta…

 





                                                                                      16/04/2025, Gijón

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