El dilema
Ella sabe que no hay
nada que hacer, solo nadar, dejándose arrastrar por el caprichoso destino. ¿En
qué momento ha perdido el control de su vida? — Se pregunta una y otra vez, y
sigue nadando en aguas turbulentas del mar de su vida. —¿Tendría que haber actuado
de otra manera? ¿Tendría que haber dado la espalda a todo y bajar de este
barco?
Las dudas vienen
como olas, zarandeándola y dejándola sin aliento. Apenas tiene fuerzas para
estar agarrada al timón y mantener el rumbo. ¿Hacia dónde?
Por fin, ella
comprende y acepta que el amor tiene aristas, que no es ni perfecto ni fácil;
saca las fuerzas de la briza e iza las velas para seguir adelante.
30/10/2023, Gijón
Tatiana, has escrito un relato de interrogantes, que nos presentan a la protagonista zarandeada por un destino que no puede controlar.
ResponderEliminarAl final, los interrogantes se disipan. Izar las velas y navegar. Esa es la cuestión.
Muy difícil tener el control de nuestra vida. Estamos influenciados por los demás y sus decisiones. Queda aceptar y sacar lo mejor de todo. Un saludo y muchas gracias por pasar por aquí.
EliminarSi la vida te ha obligado a la mala suerte, sólo queda saber tomar buenas decisiones con lo poco que tienes.
ResponderEliminarComo dicen, si la vida te da limones, haz limonada...Muchas gracias por leerme. Un saludo.
EliminarMuy imprevisible nuestra vida. Hay que aprender a adaptarse en cada momento y disfrutar lo máximo. Me ha gustado mucho. Abrazo
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