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10 de febrero de 2024

Liquidación de Polonia

   Es una mujer despampanante. 
   La foto que me enviaron no le favorecía en absoluto. 
   Si uno quiere imaginar a una Valquiria, es ella: alta, bien formada, piernas interminables, melena rubia, ojos azul cielo, labios carnosos y la sonrisa perfecta con la dentadura a juego. Seguro que podría llevar a la cama a cualquiera, mujeres incluidas. Todos estarían orgullosos de haber llamado su atención. Darían lo que sea por estar con ella. Hasta sus vidas. Sí, es una zorra de mucho cuidado. En los círculos profesionales la llaman La Liquidadora. Yo la llamo, Polonia, por el agente químico que ella usa con mucho arte y éxito.
   Que se sepa, ha matado a una treintena de hombres y mujeres: los espías de la competencia, algunos oligarcas rusos y ucranianos, un par de agentes retirados de FSB, unos cuantos periodistas incómodos al Kremlin, dos o tres chinos que han cuestionado la línea del partido y, últimamente, opositores bielorrusos. Seguro que hay muchos más.
   ¿Qué hace ella en Gijón? Es un misterio.
   La llamada desde el SBU me sacó de mi retiro. Llevo viviendo en la zona desde hace más de diez años. Conozco Asturias y, decir la verdad, ya me aburría y no me vendría mal algo de dinero fresco: con la subida de la inflación las reformas en la aldea me dejaron casi sin fondos.
   Vuelvo con nuestra valquiria o la zorra Polonia.
   Entró en España desde Francia, por Irún. La he seguido desde entonces. Lleva en Gijón ya tres días. Se hospeda en el Moderné. Un hotel muy chic. Sale a correr por el muro de San Lorenzo, va de compras, come en restaurantes de moda. Y siempre sola. Qué raro. Esto sí, continuamente mira al móvil.
   Ya me estoy cansando de tanta ociosidad. Necesito acción. Y los Dioses me han oído…
La estoy siguiendo hasta una vinatería. Ella se sienta en la mesa del fondo y pide un Albariño. Suena su teléfono. Son las veinte cero cero. La llamada dura apenas dos minutos. Polonia deja un billete en la mesa y se dirige al baño. Al pasar por mi lado huelo su perfume. No se fija en mí. O eso creo. Mi disfraz de la anciana es perfecto.
   Pasan diez minutos y ella sigue sin salir.
   Entro. Dentro no hay nadie. El ventanuco, que lleva a la parte de atrás, está abierto. Todo un clásico. Ahora tendré que tirar del localizador que le pegué en el trasero diez minutos antes.
   Me quito el disfraz.
   Ya es de noche. En el Norte en noviembre oscurece pronto. Empieza a orbayar. Conozco bien Gijón y sé a donde se dirige: los acantilados de Cimadevilla. Con este tiempo y a estas horas, ahí ya no hay nadie. Es un lugar perfecto para un encuentro secreto.  
   Subo la cuesta medio agachada y protegiéndome en los islotes de los árboles. Me dirijo a la fortaleza de Santa Catalina. Con los recovecos que tiene, es fácil pasar sin ser visto.
   Oigo voces. Es Polonia y un hombre. No le veo la cara. Está de espaldas. Le pasa un maletín y desaparece en la oscuridad. Ella, con su carga, se dirige a la salida del parque. La sigo. Me parece alucinante. O ella no es tan buena, como dicen, o yo no he perdido mis dotes de camuflaje.
   La Liquidadora vuelve al hotel. Mi informador confirma que se queda en su habitación. Tengo que seguir con mi plan, antes que ella acabe con el suyo. Todas las bebidas de la nevera llevan un fuerte somnífero. La cena, también. Cada vaso y las toallas, están impregnados. Solo tengo que esperar tranquilamente en el edificio de Hacienda, justo enfrente de sus ventanas. A través de infrarrojos veo que cae al suelo. Empieza lo bueno.
   Me engancho al cable y a la altura de unos quince metros vuelo por encima de la calle de San Esteban. Entro por la ventana de la habitación contigua. Por supuesto, reservada para el caso. Abro la puerta de la suya y entro sigilosamente.
  Polonia, tirada en el medio del salón, duerme profundamente. Yo pongo la máscara, fabricada especialmente para mí. Saco mi frasco de perfume. Es muy repujado y parece una joya. ¿Y por qué no? Una tiene sus debilidades. Echo unas gotas en una almohada y la pongo en la cara de la durmiente. Unos cuantos espasmos y queda muy quieta. La subo a la cama. No sin cierto esfuerzo. Lo arreglo todo para que sea lo más estético y natural posible. Saco la foto y la envío al Centro. Guardo el maletín en mi mochila. Me llega el aviso con la confirmación bancaria. Perfecto. Ahora, las obras continuarán viento en popa.
   Ah, por cierto, en el mundillo me llaman, la Muerte Perfumada.

 





   PD. Como dicen, la realidad supera la ficción. Soy una seguidora del blog literario EL TINTERO DE ORO. Y no me lo vais a creer: este mes hay un concurso inspirado en James Bond. Ja, ja, ja. Igual me animo y escribo algo. Tengo tantas cosas que contar…

                                                                                                                08/06/2023, Gijón




Nota de autor: FSB (Federalnaya Sluzhba Bezopasnosti) - Servicio Federal de Seguridad de Rusia

SBU (Sluzhba Bezpeky Ukrayiny) - Servicio de Seguridad de Ucrania

orbayo – así llamamos en Asturias una llovizna muy fina









1 de noviembre de 2023

En la consulta


—¿Y tú por aquí, Paco?
—Bah. Me mandó la mujer a recoger unas recetas. Dijome que vaya en persona, que por más que llama al centro, no le cogen el teléfono.
—Cada vez peor. Citas para todo. Llame que te llame, no contestan. Mira, ahí sale Manolo.
—Hola, Juan, Paco. Vine a por los resultados. El otro día me chuparon la sangre y traje un bote de orina. A saber, qué buscaban estos matasanos. Total, estoy como un roble. Ácido úrico un poco alto, pero con beber mucho líquido, lo tengo controlado. Es lo que dijo la doctora.
—Juan, ¿y tú a qué viniste?
—A por una receta.
—¿Estás malo? ¿Qué tienes?
—Qué va. Ese cuerpo todavía aguanta la marcha. El otro día conocí a una moza por esas cosas de internetes. Me lo enseño mi nieto. Está de buen ver. Tiene sesenta y pico, viuda. Quedamos para tomar un café y nunca se sabe como termina la cosa. Y uno ya no es chaval. Necesito algo de ayuda. A ver si el médico me da pastillitas de esas.
—¡Ostras, Juan! No te irás para casa sin contarnos nada. Te invito a un vino. Hay que beber líquido que me lo mandó la médica.
—¿No será el agua?
—Y yo al siguiente. Pero ni mú a mi mujer. Si les pregunta, he tomado un descafeinado con sacarina.
—Vaya dos. Esperadme en Casa Pepe. No tardo. Y pedid que prepare una tapa de esos torreznos tan ricos que tiene.



                                                                                 01/11/2023, Gijón



                        Este relato es para el concurso de noviembre del blog El Tintero de Oro.


Aquí pueden leer la historia anterior sobre Paco, Juan y Manolo .



12 de octubre de 2023

Sé que volverás

   ¡Amo, qué alegría!
   Veo que sacas mi arnés y la correa. Andas de un lado a otro. ¡Guau! Vamos a salir. ¡¡Guau, me encanta!! Adoro ir contigo, aunque hasta la esquina. Sé que ya no soy un cachorro y no me muevo tan rápido, pero los paseos largos me chiflan.
   Bajamos al garaje. Mucho mejor. ¡¡Guau!! ¿Vamos de viaje? ¿Podemos ir al pueblo? Porfaaaaaaa… Me encantaría volver a ver a la hembra que vive al lado. Hemos llegado a un medio acuerdo. La tengo en el bote, como decís, los humanos. Solo falta traerle una salchicha. ¡Qué alegría! ¡Me encanta! Pa-se-o, pa-se-o… Nos-va-mos-de-pa-se-o…
   Amo, te noto extraño. Huelo preocupación. Tú, tranquilo. Hacemos un buen equipo: tú y yo. Aunque no le gusto demasiado a tu nueva hembra. Pero tranquilo, la ganaré. Soy un especialista en las hembras. Sé que ella se enfadó mucho cuando mordí su bolso. Pero es que estaba tan apetecible y olía tan bien que no me pude resistir. Ya sé que los perros tan mayores como yo no deberían hacer estas cosas. Pero no he podido aguantar. Nunca más. Te lo prometo. ¡Ah! Lo de aquel zapato, no cuenta. Te pedí el perdón. Aunque me debes una por lo del otro día: meterme un termómetro por el culo no ha molado nada de nada. Esto no se hace. Y sin esperar. Uff. Todavía me tiemblan los cuartos traseros al recordar aquella encerrona en la clínica.
   Me encanta ir en coche contigo. Nunca sabes qué aventura vamos a vivir.
   Ay, qué tiempos aquellos, cuando éramos unos críos. Tú, con tu pelota de futbol, y yo con la mía, de goma. Qué bien nos pasábamos. Y hasta dormíamos juntos. Ahora tienes la puerta cerrada. Bah, no pasa nada. Estoy más a gusto en la cocina donde pasa el tubo de agua caliente. Uno ya tiene edad, ¿sabes? Aunque me siento como un chaval todavía.
   ¡¡Aaaaaaamo!! Creo que te equivocaste del camino. El olor es diferente. No es por ahí. Date la vuelta. Hola, estoy aquí, atrás. Te veo por el espejo. Veo tu mirada. Mírame. ¿Por qué no me miras? Te-has-e-qui-vo-ca-do. ¿A dónde vamos? ¿Un sitio nuevo? ¡¡Guau!! Vamos de aventura como antes. ¡¡¡Guau!!!
   ¿Por qué paras el coche? ¿Ya hemos llegado? No veo nada alrededor. Bueno, sí, un bosque. ¿Vamos a un bosque? ¡Pero si nunca vamos al bosque! Bueno, una aventura misteriosa, guau.
   Mira como salto la valla. Ups. Qué golpe. Antes, yo volaría por encima. Mejor me pasaré por debajo. Ni se te ocurra reírte. Y no lo cuentes a la perra del vecino. Uno tiene su orgullo. Uff, aquí huele diferente. Me gusta. ¿A dónde vamos? ¿Me vas a amarrar? ¿Y cómo se supone que vaya contigo si me dejas aquí como a un cachorro maleducado? Aaaaamo. Mírame. ¡¡Guau!! ¡¡Un pícnic!! Trajiste mi mantita, el cuenco y la comida. También me vale, aunque unas ricas salchichas molarían mucho más.
   ¿A dónde vas? Puedes levantar tu pata aquí mismo, somos machos. Estas cosas no me molestan. ¡Aaaaamo! ¿A dónde vas? Esto ya no me hace gracia. No te veo. ¡Guau! ¡¡Guau!! ¡¡¡Guau!!! ¡¡¡Aaaaaaamo!!! ¡¡¡Aaaaaaamo!!! No quiero quedarme aquí. Esta correa es muy fuerte. ¡¡¡Guau!!! ¡¡¡Guauuuuuu!!!
   Oigo tu coche cada vez más lejos. ¡Guau! ¡¡¡Guauuuuuu!!! ¡No me dejes aquí! Quiero irme a casa. No sé qué ha pasado. No entiendo nada. ¿Qué hice? ¿Por qué te fuiste? Quiero volver contigo a nuestra casa. Tranquilo, Max, respira. Seguro que volverá. Sin ti no podrá vivir.  
   ¡Guau!… Moja… Lluvia… Odio la lluvia. ¡¡¡Aaaaamo!!! ¡¿Dónde estás?! Tengo que soltarme como sea. A ver esos dientes. Puedo con esa correa. Uff. Cuesta. Un poco más. Se resiste. Ya falta poco. Qué dolor en la boca. Sangre. Lo que faltaba: un diente roto. Sigo, que ya casi está. ¡Ya! ¡Estoy libre!
   ¡¡¡Aaaaamo!!! ¡¡¡Guau!!! ¡¡¡Guau!!! ¡¿Dónde estás?! No hay nadie. A ver ese olfato. Coche estaba aquí y se fue… Por allá. Eso es. Ahí está la casa. ¡¡Aaamo!! ¡¡¡Voooy!!!...
   Tenía que haber bebido el agua del cuenco. ¿Ahora qué? Me muero de sed y este camino no termina nunca.
   Las patas me duelen un montón. Uff. Qué frío hace. Tengo hambre. Cuando llegue a casa no me quejaré del pienso. Lo comeré todo. Después, salchicha. Voy a echarme un ratito aquí, justo al lado de la carretera. Así mi amo me verá más rápido. Volverá… Segurísimo…
 
    Muchos perros, como Max, han sido abandonados por sus dueños. Así, sin mirar atrás. Sin encogerse el corazón, sin los remordimientos. Solo en España en el año 2022 unas 288 mil mascotas han sido tiradas y olvidadas como si fueran la basura.
   Los adorables cachorritos, regalos de Navidad o de cumpleaños, crecen y necesitan nuestros cuidados hasta el final de sus vidas. Los perros son los niños eternos. Nos necesitan. Es un compromiso que adquirimos con ellos y con nuestra conciencia. Si les fallamos a ellos, fallamos a nosotros mismos y a nuestra humanidad…




                                                                                                                  11/10/2023, Gijón


Este relato es una participación en el concurso de El tintero de oro






   

2 de julio de 2023

Fermín de Pompaelo

   El obispo Fermín contempla su ciudad, cuando el sol ya empieza teñir de oro bruñido los tejados de Pompaelo y sus calles estrechas se llenan del bullicio festivo.
   A Fermín le agradan las ferias. Cuando era un muchacho, se mezclaba con los vendedores, juglares errantes y gente, venida de Hispania y Aquitania. Su padre, el gobernador, no lo aprobaba. Y para frenar el ímpetu de su vástago, lo puso bajo la tutela del presbítero Honesto, que lo envió a Tolosa, en Occitania, para completar la formación. Cuando la fe cristiana lo llamó, Fermín solicitó que lo ordenasen como sacerdote.
   No sin dolor recuerda aquella época. Desde la muerte de Cristo, los cristianos no eran extraños en este mundo, pero los credos paganos todavía oscurecían las almas de los no creyentes.
   Hace unos cinco años regresó a su querida Pompaelo, ya como el obispo, para continuar con la obra de Dios. Hasta hoy.
   Mañana, después de maitines, Fermín de nuevo emprenderá el camino a las Galias. De ciudad en ciudad, convertirá a miles de personas. La fe crecerá y con ella, el miedo. Por esto los prefectos romanos lo querrán muerto. Y bajo el manto de la noche, de su cuello brotará un pañuelo carmesí.


                                                                                              28/05/2023, Gijón

Pompaelo - nombre de Pamplona en los tiempos del Imperio Romano.
Obispo Fermín - según las leyendas es gracias a él nace la festividad de Pamplona.
El pañuelo carmesí es el símbolo de la sangre que ha brotado del cuello de San Fermín.
Fuente: www.sanfermin.com





5 de mayo de 2023

El Secreto

    Anoche la tempestad hizo estragos: arrancó los árboles y rompió algunas ventanas. La vieja puerta del jardín, sacada de sus goznes, estaba tirada a varios metros.  Y lo más extraño es que hace muchos años nadie la abría.
    Al acercarme hasta la abertura me acordé de lo que contaba mi abuelo cuando yo era una niña. Decía, que esta puerta protegía el secreto de la familia y que jamás nadie debía abrirla. Por nada del mundo. 
    Entré... 
    En el centro de un precioso jardín había una fuente. Su agua cristalina cantaba una extraña melodía. Me acerqué. Vi en el borde una inscripción: 

"Serás y tendrás todo lo que deseas,
si de esta fuente el agua es bebida. 
Pero cuidado, toda tu familia 
pagará el precio con su vida"

    El agua fría y sabrosa bajó por mi garganta...
    Nunca me supo tan bien...




                                                                                                       23/04/2023, Gijón     


Este relato participa en el reto de Paleta de las emociones del blog Tintero de oro

Emociones: Interés, Vigilancia, Anticipación, Alegría, Sorpresa.