El santo remedio
La
Cenicienta ya estaba harta del continuo maltrato de su madrastra y
sus hijas. Pero mucho más le dolía el abandono de su propio padre,
que se había convertido en un calzonazos, por no pararle los pies a
su nueva esposa. A
principio él no creía a su hija, cuando esta le contaba sobre sus
padecimientos. Después empezó a culpar a ella por no poner el
esfuerzo de su parte para una convivencia pacífica. La Cenicienta
lloraba cada noche, suplicando la ayuda a su fallecida madre. Hasta
que un día apareció un Hada. Le compadeció tanto a la pobre chica
que le prometió a solucionar todos sus problemas y le regaló un
frasco, lleno de líquido transparente. El
Hada Madrina le aseguró que el remedio era infalible y que no dejaba
rastro. Solo tenía que cocinar y ella se encargaría de lo demás. Por
fin, un día, cuando su padre se marchó de viaje, la muchacha preparó
un banquete en honor de su “querida nueva madre y hermanitas”,
aderezado generosamente con el misterioso brebaje. No tuvo que
esperar mucho… Después
de arrumbar los cadáveres a un pozo, el Hada lo selló. La
Cenicienta se vistió de gala y se fue al baile real para conocer al
Príncipe Azul.
24/04/2023, Gijón
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